Ayuno intermitente y rendimiento deportivo: lo que necesitas saber
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El ayuno intermitente se ha convertido en una estrategia popular para perder peso, mejorar la salud metabólica y aumentar la claridad mental. Pero, ¿cómo afecta el ayuno al rendimiento deportivo? Para los deportistas, los entusiastas del fitness y cualquier persona que busque mantener o mejorar su nivel de forma física, es fundamental comprender la relación entre el ayuno intermitente y el ejercicio. En esta entrada del blog, se analiza cómo puede afectar el ayuno intermitente al rendimiento deportivo, los beneficios y los desafíos, y se ofrecen consejos prácticos para integrar el ayuno en la rutina de ejercicios.
1. Cómo afecta el ayuno intermitente al rendimiento deportivo
El ayuno intermitente puede influir en el rendimiento físico de varias maneras, según factores como la duración del ayuno, el tipo de ejercicio y el nivel de condición física individual. Al ayunar, el cuerpo agota sus reservas de glucógeno (la forma almacenada de los carbohidratos) y pasa a quemar grasa como combustible. Este cambio metabólico puede afectar tanto al rendimiento físico aeróbico como al anaeróbico.
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Ejercicio aeróbico (entrenamiento de resistencia): en actividades como correr, andar en bicicleta o nadar, que requieren una energía constante durante un período prolongado, el ayuno puede mejorar la oxidación de las grasas, lo que permite que el cuerpo utilice la grasa almacenada de manera más eficiente como fuente de combustible. Los estudios sugieren que las personas que entrenan regularmente en ayunas pueden mejorar la capacidad de su cuerpo para quemar grasas, lo que puede ser beneficioso para los atletas de resistencia.
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Ejercicio anaeróbico (entrenamiento de fuerza): actividades como el levantamiento de pesas, el entrenamiento en intervalos de alta intensidad (HIIT) y el sprint dependen del glucógeno como fuente principal de energía. El ayuno intermitente puede limitar la disponibilidad de glucógeno, lo que podría afectar las ráfagas cortas de ejercicio de alta intensidad. Sin embargo, algunos estudios indican que el entrenamiento de fuerza durante el ayuno puede seguir siendo eficaz, especialmente si la persona se ha adaptado a utilizar la grasa como combustible con el tiempo.
2. Beneficios potenciales de hacer ejercicio durante el ayuno
Mejora la quema de grasas y la composición corporal
Uno de los principales beneficios de hacer ejercicio en ayunas es que se quema más grasa. Cuando las reservas de glucógeno se agotan durante el ayuno, el cuerpo recurre a la grasa almacenada para obtener energía. Esto puede mejorar la composición corporal al reducir la masa grasa y mantener o incluso desarrollar masa muscular magra. Las investigaciones demuestran que el ejercicio en ayunas puede aumentar la oxidación de la grasa y promover la pérdida de grasa sin comprometer la masa muscular, en particular cuando se combina con el entrenamiento de resistencia.
Aumento de la producción de hormona del crecimiento
Se ha demostrado que el ayuno aumenta los niveles de la hormona del crecimiento humano (HGH), que desempeña un papel vital en el crecimiento muscular, el metabolismo de las grasas y la recuperación general. Hacer ejercicio en ayunas puede aumentar aún más la producción de HGH, lo que ayuda a preservar la masa muscular y promueve la pérdida de grasa. Este aumento de la HGH también puede mejorar la reparación y la recuperación muscular después de los entrenamientos.
Sensibilidad mejorada a la insulina
El ayuno intermitente, combinado con ejercicio regular, puede mejorar significativamente la sensibilidad a la insulina, lo que permite que el cuerpo utilice la glucosa de manera más eficiente. Una mejor sensibilidad a la insulina puede conducir a un mejor control del azúcar en sangre, una reducción del riesgo de enfermedades metabólicas y una mejor utilización de la energía durante el ejercicio. Un estudio publicado en el Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism descubrió que combinar el ayuno con el ejercicio mejoraba los marcadores metabólicos más que el ejercicio o el ayuno solos.
3. Posibles desafíos de hacer ejercicio durante el ayuno
Reducción de los depósitos de glucógeno y de los niveles de energía
Hacer ejercicio en ayunas puede agotar las reservas de glucógeno, lo que reduce la disponibilidad de energía para los entrenamientos de alta intensidad. Esto puede provocar sensación de fatiga, mareos o disminución del rendimiento deportivo, en particular en actividades que requieren breves ráfagas de potencia o fuerza. Es fundamental escuchar a tu cuerpo y ajustar la intensidad o la duración de tu entrenamiento si experimentas estos síntomas.
Mayor riesgo de deshidratación y desequilibrio electrolítico
El ayuno, especialmente durante períodos prolongados, puede provocar deshidratación y desequilibrios electrolíticos, que pueden afectar el rendimiento deportivo. Mantenerse hidratado y reponer los electrolitos, especialmente durante entrenamientos prolongados o intensos, es fundamental para prevenir calambres, fatiga y otros efectos adversos. Beber agua y consumir bebidas ricas en electrolitos, como agua de coco o suplementos de electrolitos, puede ayudar a mantener los niveles de hidratación durante el ejercicio en ayunas.
Posible pérdida de masa muscular
Si bien el ayuno puede mejorar la pérdida de grasa, existe el riesgo de pérdida de masa muscular si el ejercicio no se equilibra adecuadamente con una nutrición adecuada. Asegurar una ingesta suficiente de proteínas durante las ventanas de alimentación e incorporar entrenamiento de resistencia puede ayudar a preservar la masa muscular magra. Para quienes realizan ayunos más prolongados, puede ser necesario un suplemento moderado de proteínas o ajustar la intensidad del entrenamiento para prevenir el catabolismo muscular.
4. Consejos para hacer ejercicio durante el ayuno
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Elige el tipo de ejercicio adecuado: para principiantes o para quienes recién comienzan a ayunar, comienza con ejercicios aeróbicos de intensidad baja a moderada, como caminar, trotar o andar en bicicleta. Incorpora gradualmente ejercicios de mayor intensidad, como entrenamiento de resistencia o HIIT, a medida que tu cuerpo se adapta al ayuno.
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Programe sus entrenamientos de manera adecuada: considere hacer ejercicio al final de su período de ayuno, justo antes de romperlo. Este momento le permite reponer nutrientes y recuperarse inmediatamente después del entrenamiento, lo que favorece la reparación muscular y la restauración del glucógeno.
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Manténgase hidratado y reponga electrolitos: beba abundante agua antes, durante y después de hacer ejercicio. Considere la posibilidad de tomar suplementos de electrolitos si va a realizar sesiones de ejercicio prolongadas o intensas.
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Priorice las comidas ricas en nutrientes: durante los períodos de alimentación, consuma comidas equilibradas con proteínas adecuadas, grasas saludables y carbohidratos complejos para impulsar sus entrenamientos y favorecer la recuperación.
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Escuche a su cuerpo: preste atención a cómo se siente su cuerpo durante el ejercicio en ayunas. Si experimenta mareos, fatiga extrema o malestar, considere modificar su rutina de ayuno o ejercicio para garantizar su seguridad.
Conclusión
El ayuno intermitente y el ejercicio pueden complementarse entre sí para mejorar la quema de grasas, mejorar la composición corporal y estimular la salud metabólica. Sin embargo, el ayuno puede presentar algunos desafíos, especialmente para los entrenamientos de alta intensidad que dependen de las reservas de glucógeno. Si elige el tipo de ejercicio adecuado, programa los entrenamientos de manera estratégica y mantiene una hidratación y nutrición adecuadas, puede integrar de manera segura el ayuno en su rutina de ejercicios y maximizar sus beneficios. Escuche siempre a su cuerpo y consulte con un profesional de la salud si es necesario, en particular si tiene problemas de salud o afecciones preexistentes.
Fuentes:
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